Es un hecho: estamos generando más basuras de las que podemos manejar y las proyecciones indican que las cifras seguirán aumentando en los próximos años. Cada día el mundo produce millones de toneladas de residuos que terminan en los ríos, humedales y océanos, amenazando la supervivencia de miles de especies y el equilibrio natural de los ecosistemas. Si no empezamos a actuar, las consecuencias pueden ser graves e irreversibles. Estas cinco razones demuestran la magnitud del asunto y por qué es urgente que tomemos medidas:
1. Estamos ahogando al océano con toneladas de plástico
Bolsas, botellas, empaques, sombrillas y hasta televisores. La cantidad de residuos plásticos en el océano es tan grande que algunos investigadores lo han comparado con un “supermercado flotante”. Y no exageran pues cada año el mundo arroja a los mares millones de toneladas de plástico que se convierten en armas letales para la vida marina. Cientos de especies que confunden el plástico con comida y mueren después de consumirlo o quedar atrapadas. El caso de las tortugas es alarmante: anualmente mueren alrededor de 300.000 tortugas marinas en todo el planeta y se estima que buena parte de éstas, es víctima del consumo de plástico. Esto sin contar con los contaminantes químicos de algunos plásticos que terminan en la cadena alimenticia de las especies.
2. Estamos creando montañas de chatarra electrónica
¿Qué pasará cuando este aparato ya no funcione? ¿Quién se va a encargar? ¿A dónde puedo llevarlo? Es hora de empezar a preguntar por el futuro de los productos electrónicos. Y la razón es evidente: la montaña de neveras, teléfonos, televisores licuadoras y miles de piezas electrónicas cada año por el mundo asciende a 50 toneladas, y solo una mínima parte de esta chatarra se reúsa o se recicla. Se estima que un colombiano promedio produce alrededor de 5,3 kg de chatarra electrónica cada año y el país sólo está en capacidad de procesar un poco más del 10% de estos residuos. El problema es más grave si se tiene en cuenta que muchos de estos productos contienen metales pesados nocivos para la salud. Solo una pequeña pila triple AAA suficiente para contaminar 3.000 litros de agua.
3. En promedio, cada colombiano produce un kilo de basura al día
Es cierto que entre los países que llevan la delantera en la producción de residuos a nivel mundial, no aparece Colombia. Sin embargo, las cifras nacionales no son tan alentadoras y es evidente que queda mucho camino por recorrer. En los hogares del país, cada día se producen más de 26.000 toneladas de basura y solo un pequeño porcentaje es reciclado. Sumado a esto, el 6% de las emisiones que producimos provienen de residuos sólidos y nos hacen falta políticas más eficaces para la separación, sobre todo en las grandes ciudades, pues Cundinamarca Antioquia y Valle del Cauca son los departamentos con mayor producción de residuos.
4. ¿Dónde vamos a botar más basura?
¿Qué va a pasar cuándo los rellenos sanitarios del país cumplan su vida útil y ya no tengamos espacios disponibles para llevar nuestra basura? Esa es una de las preguntas que nos compete a todos y que se puede empezar a resolver generando menos residuos. En este momento ciudades como Bucaramanga, Armenia, Manizales y Neiva están a punto de llenar sus rellenos al límite y será un reto definir nuevos espacios de disposición. Solo para hacerse una idea, en Bogotá llegan a diario 394 camiones de basura y a Medellín 97. En otros lugares del país los residuos están terminando en sitios no autorizados y en el peor de los casos en ríos y humedales.
5. Aceptémoslo, no sabemos reciclar pero podemos aprender
La buena noticia es que el 90% de los residuos que generamos se puede transformar o reciclar. La mala, es que aún no tenemos tan claro cómo hacerlo. De las 11,6 millones de toneladas que se generan en el país al año, solo estamos aprovechando un 17%, perdiendo así la oportunidad de reducir nuestro impacto ambiental, de conservar cientos de especies y ecosistemas y las posibilidades económicas que representa la reutilización de cientos de productos. La solución está más cerca de lo que pensamos, y empieza por consumir menos y reciclar más.